Querido diario:
La escritora Smith no está obsesionada con los premios. Está obsesionada con las injusticias.
-Yolanda, ¿qué dices tú ante una injusticia?
-No y no y no... y ¡non!
Diario mío: Yolanda está en el siglo XXII, lejos de estos premios 20Blogs convocados por el gratuito "20 minutos" para el autobombo de sus enchufados, esos niños bonitos que se compinchan en un "votame, te voto, nos votamos"; y si eso no llega, está la mano del ladrón de votos que les roba a los pobres y les regala a los ricos.
Sí, Yolanda, sí. No me recites hoy tus poemas maravillosos que tengo que gritar un ¡non! que me sale del alma. Tengo que gritar que has perdido porque te hacen perder, porque árbitro y jugador son los mismos.
No me hables de tu nuevo muso, ni de tu mundo feliz robotizado ni de lo mucho que te anima un paseo por la calle Real de tu Coruña natal en cualquier siglo.
Diario mío: esto no es un "quitate tú para ponerme yo". Es decir que dejen votar a los lectores sin blog o, simplemente, lo más justo: premien los blogs más visitados.
Yolanda , Yolanda, Yolanda,...¡maldito país de enchufados! Yolanda, Yolanda, Yolanda,... quiero traerte a mi siglo y enseñarte. Yolanda, Yolanda, Yolanda,... que no duden que existes porque existes. Tú eres mis manos, mi piel, mi cuerpo, mi sangre. Tú eres Yolanda Smith, yo soy Yolanda. Tú eres la paria desheredada. Yo soy tu grito de protesta, Yolanda. Y que no me digan que me calle. Que nadie me pida un silencio ni un aplauso para los patricios que se reparten la tarta. Yo a los ladrones de tartas les escupo mi desprecio y mi rabia.
Yolanda, Yolanda, Yolanda,... regresa de tu siglo XXII a dar batalla, a pedir tu herencia, a exigir tu parte. Unete a mi protesta, Yolanda: no y no y no y... ¡non!
Te has ido de viaje
y te esperaba
sin esperar te busque
y no estabas.
Fue la primera vez
indiferente
sentí tu ausencia, Adán,
sin ese mío.
Abrí un paraíso propio
todito mío
universo de mi poesía
sin recuerdo.
Mi cabeza libre de amores
el corazón
traicionándome a rencores
por tu persona.
y te esperaba
sin esperar te busque
y no estabas.
Fue la primera vez
indiferente
sentí tu ausencia, Adán,
sin ese mío.
Abrí un paraíso propio
todito mío
universo de mi poesía
sin recuerdo.
Mi cabeza libre de amores
el corazón
traicionándome a rencores
por tu persona.
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