Después de leer ¡No! No quiero hacer aquagym (Diario de mis 60 años) de Virginia Ironside cai en una depresión. Leer 284 páginas llenas de penas, miedos a las enfermedades, miedo a la muerte, expectativas nulas de la protagonista contagia pena. Por eso no os recomiendo leer esta novela, a no ser que seas masoquista.
Yo no soy masoquista, pero soy de esas personas que empieza un libro y tiene que terminarlo. La autora de esta novela intenta escribir un texto fácil que enganche con humor a los lectores. No lo ha conseguido conmigo. Me enganchó, pero no me hizo reír. Las bromas sobre los temas serios no van conmigo. Además, Marie Sharp, la sesentona protagonista es bastante gafe: los amigos se le mueren, las enfermedades atrapan a todos los que la rodean y no es feliz.
No me convenció esta Bridget Jones de sesenta años. Cuando inicia su diario le faltan unos meses para cumplir la cifra redonda que, según ella, la acerca a la muerte. Ni siquiera una inquilina francesa que tiene en casa le contagia alegría. Es una vieja cascarrabias a su manera. No le gusta hacer ejercicio, no quiere volver a estudiar, hace lo que le da la gana. Nos dice que escribió su primer diario con diez años. Años después, ya casada, escribía un diario con su marido. Ahora está sola, sin marido, con un hijo que tiene una novia embarazada, con unos amigos y unas amigas cargados de años y de penas. Ni siquiera el nacimiento del nieto la hace feliz. Las enfermedades, la muerte, siguen rondándole la cabeza.
No me gustó esta novela. Estaría bien si no fuera tan gafe la protagonista. Yo dejé el libro en una marquesina de parada de autobús para que lo lean gratis porque no vale la pena pagar lo que cuesta. en mi caso no pagué nada: fue un regalo.
Yo no soy masoquista, pero soy de esas personas que empieza un libro y tiene que terminarlo. La autora de esta novela intenta escribir un texto fácil que enganche con humor a los lectores. No lo ha conseguido conmigo. Me enganchó, pero no me hizo reír. Las bromas sobre los temas serios no van conmigo. Además, Marie Sharp, la sesentona protagonista es bastante gafe: los amigos se le mueren, las enfermedades atrapan a todos los que la rodean y no es feliz.
No me convenció esta Bridget Jones de sesenta años. Cuando inicia su diario le faltan unos meses para cumplir la cifra redonda que, según ella, la acerca a la muerte. Ni siquiera una inquilina francesa que tiene en casa le contagia alegría. Es una vieja cascarrabias a su manera. No le gusta hacer ejercicio, no quiere volver a estudiar, hace lo que le da la gana. Nos dice que escribió su primer diario con diez años. Años después, ya casada, escribía un diario con su marido. Ahora está sola, sin marido, con un hijo que tiene una novia embarazada, con unos amigos y unas amigas cargados de años y de penas. Ni siquiera el nacimiento del nieto la hace feliz. Las enfermedades, la muerte, siguen rondándole la cabeza.
No me gustó esta novela. Estaría bien si no fuera tan gafe la protagonista. Yo dejé el libro en una marquesina de parada de autobús para que lo lean gratis porque no vale la pena pagar lo que cuesta. en mi caso no pagué nada: fue un regalo.
