LIBROS PARA TODOS

Friday, May 30, 2008

Dulcinea y don Quijote: amores

 Querido diario:
 
 Estos días han sido... En fin, mejor no comentar. Prefiero olvidarme de todo menos de esto que es una irrealidad que prefiero a alguna realidad que me agobia. El mundo irreal siempre ha sido una alternativa muy placentera para mí. Por eso me encanta Internet. En la Red puedo ser todo lo que no soy en la realidad y puedo hacer lo que jamás me atrevería a llevar a la práctica. Si escribiera mis memorias verdaderas de todo lo que hice en estos años a través de Internet, muchos se desmayarían. ¿Y qué dirían los que me conocen sin conocerme? Dirían que es imposible que yo, ésa que siempre desprecian, haya hecho tantas trastadas.
 
 Ayer me encontré con mi blog censurado por blogger reestablecido. ¡A buena hora! Se ve que pasadas las elecciones los señoritos del PP no se ofenden porque me haya atrevido a zarandearlos un poco. Hubiera hecho lo mismo con los del PSOE, que tampoco son mis santos de devoción precisamente, pero no vendía.
 
 ¿Santos de devoción? ¿He escrito santos de devoción? ¿Qué demonios es eso? Yo no siento devoción por nadie porque sé que nadie siente devoción por mí. Soy una paria y lo asumo.
 
 
$$$$$$$$$$$
 
Dulcinea abandonada
se lanza a un castillo
donde habita el oro
con plata en la mesilla.
 
Subida al candelabro
asiste a una misa
con los oídos dudando
lo que oyen los sentidos.
 
No es cierto el amor
por mucho que lo afirmen
en Sagradas Escrituras
y en papiros manidos.
 
Dulcinea desconfía
de certezas que le dicen,
desconfía hasta de ella
y piensa si ella existe.



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Thursday, May 22, 2008

Relato: Las dos amigas

-¡Te he encontrado!

Preciosa abraza a su amiga Alma con entusiasmo de persona feliz, besa las mejillas sin gota de maquillaje, la mira sonriente.

-Cuánto tiempo hace que no nos vemos? ¿Veinte años? Espera que recuerde... Sí, veinte. Fue un año antes del nacimiento de mis mellizas -abre la cartera y le muestra a Alma las fotografías de dos chicas casi veinteañeras-. Ya están en la Universidad, ¿sabes? Una quiere ser cirujana plástica y otra juez. ¿Qué ha sido de tu vida, Alma? Veo que sigues con tu estilo hippy.

Alma se sonroja. El salón está casi vacío de muebles. Un poster de un cantante de los años setenta, que ya nadie recuerda, preside la estancia. En un rincón, una única planta trepa por la pared despintada.

-Me gusta este marrón -cometa Preciosa-. Pintura envejecida. Tienes que darme la dirección del pintor.

Alma se sonroja más. No sabe qué decir.

-¿Qué maquillaje usas, Alma? ¿Dior? No, Dior no es porque yo conozco todas sus gamas y ninguna proporciona ese color rosado tan bonito que llevas. Deberías pintar los labios. Un tono rosa salmón te iría bien.

Preciosa se sienta en una silla que conoció mejores tiempos. La encuentra dura.

-Las sillas de anticuario no van conmigo -comenta-. Mi culo necesita asientos mullidos. ¿No tienes un sillón? ¿Ni un tresillo? ¡Hija! Déjate de hippismos y sumate a los que disfrutamos las comodidades que nos proporciona la industria del mueble. ¡En fin! ¿Qué te cuentas?

Alma no cuenta nada. Calla. Sigue escuchando el monólogo de Preciosa, aquella amiga de hace veinte años que conoció en un viaje a Francia. Preciosa no ha cambiado: es tan feliz como lo era entonces, la vida le sigue sonriendo. En cambio, a Alma la vida le dejó de sonreír hace mucho tiempo, tanto que cree que no le ha sonreído nunca.

-Encontré tu dirección en una agenda cuando nos cambiamos de casa. ¿Quieres creer que no me acordaba del nombre de tu calle? Sabía que vivías en un barrio alto, con un mercadillo cerca de tu casa y ¡me acordaba de esas escaleras!-. Preciosa señala las escaleras del jardín que se ve desde la ventana-. ¿No te has casado , Alma? ¿No lamentas haber sido madre?
-Soy hippy.
-Los hippys hacían mucho el amor, tenían hijos.
-Yo soy una hippy solitaria. ¿Cuándo marchas para Barcelona?
-Puedo quedar en tu casa una semana. Paco está de viaje de negocios en Nueva York y las niñas no me necesitan. ¿Te gusta mi nuevo peinado? Me costó decidirme, pero ahora estoy encantada. Mi peluquero tenía razón: el pelo corto me da un aire juvenil. ¿A qué peluquería vas tú, Alma? Esas mechas que te ponen son demasiado blancas para mi gusto.

Alma no puede más. Le dice a Preciosa que tiene que salir.

-Ya te llamaré, Preciosa. Tengo cita con mi nuevo novio. No, no me interrumpas. No puedes venir. Lleva tu maleta para el Ritz y queda en Madrid una semana o el tiempo que quieras -la empuja amablemente hacia la salida, evita los besos de despedida, cierra la puerta, se apoya en la puerta cerrada y suspira.

El espejo del pasillo recoge su rostro perdiendo el maquillaje del sonrojo y su media melena plagada de canas.

Friday, May 16, 2008

Trovadora de min, trovadora de outros

 Querido diario:
 
 ¿Por qué poner hoy una poesía en gallego y no en castellano como hago siempre en este diario? Porque mañana, 17 de mayo, se celebra el Día de las Letras Gallegas, un día de grato recuerdo para mí. Pero no es momento de recordar etapas pasadas sino de pensar en el presente. Este presente que se me antoja un camino sin meta alcanzable, un paseo infinito hacía ningún sitio, un miedo a hacer planes que otros acaben destrozando. ¡Es tan fácil tirar por tierra lo que a una le cuesta tanto, tantísimo, levantar!
 
 Siempre desconfío de los que me rodean porque sé, por propia experiencia, que el que te puede hacer la peor jugada es el más próximo a ti, el que te hace la pelota, el que te dice muy bien y, antes de que te des la vuelta, ya te está criticando. Prefiero los desconocidos. Un desconocido es perfecto mientras no lo conoces ni te conoce.
 
 Mañana, como decía, es el Día de las Letras Gallegas. ¿Quién sabe? Quizá un día muy lejano se lo dediquen a mi poesía en gallego. Si así fuera, podría decir que mi vida ha merecido la pena, que mi lucha no ha sido en vano. Pero no soñemos. No permitamos que los de siempre vengan a cerrarme más puertas; sí, ésos que son el club de los "tú no", "aquí hay gente para todo", "tú sobras", etc, etc, etc. Y el colmo del colmo es que por encima me consideran una especie de Paris Hilton (¡ya lo quisiera yo los millones de la estadounidense Hilton!) que miente al definirse como paria. ¿No es paria acaso una persona a la que siempre le cierran las puertas?...
 
 
$$$$$$$$$
 
 
Bicarte é sentir
o corazón latexando
dentro do peito,
aló ó fondo,
moi fondo,
onde o sangue pide
máis, sempre máis
bicos.
 
Non deixes de bicarme
ningún día,
ningunha noite,
ningún minuto,
ningunha hora.
 
Preciso sentir o corazón
latexando por ti
i a cabeza bébeda
de irracional amor
en cada bico
que pide máis
bicos.



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Wednesday, May 14, 2008

Dulcinea y don Quijote: amores

 Querido diario:
 
 Es agradable sentirse reconocida porque una faena para poder disfrutarla hay que dejar que te pillen haciéndola y, si no te pillan, hay que darle pistas al personal para que se sumen a tu brindis al sol. Siempre habrá algún contento de la vida que ponga el grito en el cielo, pero yo me contento con los que me admiran por hacer lo que hago: ser incorrecta.
 
 El blog que tanta polémica causó, aunque no resultó ser lo que yo esperaba en un principio, fue una de las cosas que mejor hice en Internet. Me faltó encontrar un "padrino" que me diera el último empujón hacia el estrellato. No a mí, sino a mi obra literaria. Yo no aspiro a la fama. Me gusta el anonimato, los niks, la Red, las multitudes anónimas. Y el dinero. El dinero me vuelve loca. Lo digo siempre: me vendería al mejor postor por un cheque que solucionara mi existencia, que me garantizara los garbanzos para el resto de mis días.
 
 Ya me gustaría ser una pija como he leído que soy en un comentario de mi blog más incorrecto. Debe ser genial vivir sin problemas económicos, salir a la calle y no tener que contar el dinero que llevas en la cartera a la hora de hacer la compra, poder comprar todo lo que necesitas sin privarte de nada. No me refiero a lujos, simplemente hablo de lo necesario para vivir dignamente. Yo no tengo eso. Siempre estoy echando cuentas, privándome de una cosa necesaria para comprar otra cosa imprescindible. ¡Quién fuera pija! Muchos de los que me leen me consideran lo más lejana a mi realidad, que no importa, pero no es la que ellos se imaginan.
 
 
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Dulcinea hace cuentas
con el collar de la ausencia
pasando por cada dedo
una perla que no es perla.
 
Falso es el universo
con estrellas caramelo.
Falso es un sueño escrito
en una hoja de acebo.
 
Dulcinea cuenta ausencias
medidas en sus presencias
sin alcanzar moralejas
para poner de respuestas.
 
Falso era el gigante
con brazos como pesebres.
Falso era el caballero
anterior al juramento.



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Wednesday, May 07, 2008

Dulcinea y don Quijote: amores

 Querido diario:
 
 Una de mis características más sobresalientes es la sospecha continua. No creo en nada. Lo reconozco. Incluso a las existencias en las que creo les pongo peros. Me parece imposible que algo bueno, algo positivo pueda ser para mí. Mi destino, estoy convencida, es la desilusión, el arrepentirme de creer, el llegar a la conclusión, una y otra vez, que nada humano vale la pena.
 
 En todo caso, ¿para qué voy a creer en los demás si he comprobado mil veces que los demás no creen en mí? Yo soy la que sobra, la paria, la que está de más en todos los sitios. Por eso escribo: para envenenarme con mi propio veneno, para escapar de una existencia que no merece la pena, para, por unos minutos, crear lo que no existe.
 
 Algunas veces pienso lo qué habría sido mi vida de no haber caído en la desilusión hace años. Seguramente sería algo tan vulgar como las miles de vulgaridades que me cruzo por la calle y que tienen una felicidad cotidiana que yo nunca alcancé. Son personas importantes para alguien, que las aprecia alguien. A mí me detesta todo el mundo. Si aparece alguien deslumbrado, no tarda en encontrar mis demonios, mi carácter siempre a flor de piel, mis frustraciones, y escapa aterrorizado. No sé dónde habrá leído la gente que los poetas somos gente feliz. Alguno habrá feliz, pero desde luego no soy yo. En todo caso, yo soy poeta a mi pesar. De no haberseme torcido el camino en su día, jamás de los jamases escribiría otra cosa que no fueran las poesías de Navidad que escribía cuando el futuro era una esperanza ilusionante para mí. Sí, ¡qué tiempos aquellos en los que yo también creía en la esperanza!
 
 
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Anda Dulcinea batallando
con un molino que se niega
a moler con la música el viento
y ella insiste en la faena.
 
De harina hago trigo
y de trigo un plumero,
del plumero saco un gallo
y del gallo una liebre.
 
Don quijote a caballo
cruza Castilla en un sueño.
No hay frontera que lo pare
ni una aduana lo detiene.
Dulcinea está cantando
y él corre para verla.
 
De harina hago trigo
y de trigo un sombrero,
del sombrero una corona
y de la corona un reino.



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Friday, May 02, 2008

Relato: Soy minero

 El móvil sonó rompiendo los sollozos que llenaban de ecos terroríficos el cementerio. Callaron las lágrimas bajo la indignación. ¿Cómo se atrevía aquel hombre a realizar su trabajo con el móvil encendido? El enterrador, rojo como la grana, rebuscaba en sus bolsillos el teléfono móvil sin encontrarlo.
 
 -Se va a despertar el abuelo -dijo el nieto quinceañero del difunto.
 
 Su hermano mayor le dio un codazo. No era momento para bromas. La abuela ponía cara de desmayo aferrada al brazo de la hija, también llorosa.
 
 Cuando el enterrador encontró el móvil, casi había finalizado el "yo soy minero" cantado por la inconfundible voz de Antonio Molina.
 
 -Venga, para adentro -dijo su compañero, siempre impaciente a la hora de sellar los nichos.
 -Espera, hombre, que esta gente tiene que despedirse del muerto.
 
 Los familiares se habían olvidado del difunto. Miraban a los enterradores con la cara de ira del cliente estafado. ¿Cómo la funeraria contrataba a un personal tan poco sensible con los difíciles momentos del adiós final?
 
 -¿No nos dan propina? -pregunta el enterrador del móvil encendido.
 -¡Queremos la hoja de reclamaciones! -explotó la anciana viuda-. Así no se trata a un muerto.
 -Mamá...
 -Yo no pago este entierro -prosiguió la anciana-. Fue un cachondeo padre. Mis esposo no merecía esto, no señor.
 
 La viuda suelta el brazo de la hija y se dirige a la salida del cementerio con paso firme, tal como le prometió en el lecho de muerte al esposo fallecido.
 
 -No lloraré después de enterrarte -le prometió-. Me centraré en mantener unida la familia.
 
 El lunes abrirán el testamento que conocen todos. La viuda teme el momento porque sabe que algunos de sus cinco hijos están descontentos con las últimas voluntades del padre. Quieren dinero. La viuda suspira cansada.
 
 -Mamá, espera -su única hija la alcanza-. En el fondo fue bonito.
 -¿Qué dices?
 -Papá fue minero. Seguro que ha disfrutado en el Cielo escuchando la canción del móvil del enterrador.
 
 La viuda se vuelve a emocionar. Recuerda al esposo joven llegando a casa tras las duras jornadas en una mina de Asturias. Nunca les faltó nada gracias a él.
 
 -No llores -le pide la hija-. A papá no le gustaría verte triste, mamá. ¿Te acuerdas cuando cantaba el "soy minero"? Lo cantaba mejor que Antonio Molina. ¡Qué voz! El carbón nunca le estropeó los pulmones.
 
 Era cierto, pensó la viuda, no fue la mina la que minó la salud del ya difunto. Fueron los hijos mayores, los disgustos, la pena. ¿Dónde andará el pequeño? No volvieron a saber de él desde que abandonó Proyecto Hombre.
 
 El enterrador pasa al lado de las dos mujeres. Una nueva llamada hace sonar el "yo soy minero".



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