Ayer escribí un poco más del relato. Como siempre volví a sentir la extraña sensación de que los personajes se me escapan de las manos. Mis protagonistas siempre son rebeldes. Cierto es que les suelto la cuerda para que tiren del argumento a su antojo. ¿Hay algo más bonito que la libertad?... La libertad es la suma de la paz, de la tranquilidad, de la iniciativa propia... Es imposible ser libre si no tienes paz.
Mis personajes son libres. Y de su libertad me contagio yo. En ellos alcanzo la libertad superlativa. Vivo en sus personas ficticias las alegrías, las penas, las venganzas, la justicia,... Me contagio de sus risas y me apeno con sus problemas. Incluso me divierto. En la literatura he encontrado la libertad que busque siempre. Sólo por eso me recompensa seguir escribiendo.
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