Querido diario: No sé hasta cuando me inventaré y me reinventaré. Me sorprende a mí misma encontrar una nueva idea para poner en práctica hasta el punto de que no me reconozco. Cuando entro en Internet dejo de ser la pobrecita que todos desprecian. Soy otra. Un ciclón que no cesa de reinventarse. Muchos se caerían de la silla si le pusieran cara a Yolanda Smith. Lo único cierto son mis poesías, mis relatos; y ni siquiera eso es una verdad para las paredes que me rodean encerrándome en una prisión. Para ellos soy una mierda. Casi me lo han hecho creer a fuerza de cerrarme las puertas, decirme tú sobras, aquí ya tenemos gente para eso, eres anoréxica y otras lindezas por el estilo. Esa es la sociedad real que me rodea, que conozco, que he conocido. Por eso soy canalla cuando entro en Internet y me invento miles de nicks. Sé que mi destino, más pronto o más tarde es el suicidio. Nadie me quiere. $$$$$$$$$$ Ha amado hasta el divorcio impuesto a un Adán creyente, después se fue pidiendo la custodia de Abel, su Abel. Un puñetazo en las nubes le tiró una sentencia de dos hijos, la condenó a la cadena del trabajo, la hizo esclava del salario injusto y los horarios a ella, a Eva. Respondió alargando la sonrisa desde un lunes a un sábado, pintando los labios con pimienta abrazando la pancarta del amor. Respondió prestando manos cenicientas, dejando un sueño en el balcón, subiendo los pies a los tacones, comiendo la ira con salmón. |