No quiero amores
de tortilla de patatas,
hijos que nunca pudieron
ser los reyes de la casa.
No quiero firmar el contrato
que se rompe con la muerte
y a veces ni la bicha
acaba con las correas
del tú y yo y nosotros
y los tantos sufrimientos.
No quiero amar
a los que traen mis penas
con augurios pesimistas
a la hora de la cena.
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