como terminó aquel
amor de postadolescencia.
Terminó en una fuga
de mi persona corriendo
cuando a las diez esperaba
el destino un sí quiero.
Hoy no sé si huiría.
Tal vez quedara huyendo
de la paella en familia.
los baberos y los celos.
Quedaría combatiendo
contra la palabra mía
en sus labios masculinos
sin decir yo nunca mío.
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Ver Tenerife desde sus plantaciones de plátanos es descubrir una isla muy distinta a la isla de fiestas y desenfreno que conocía yo. Fui con mi marido recorriendo las plantaciones porque mi chico quería hacer negocios de plátanos. modadebarrio.blogspot.com |