Tu Reina recuerda los días
de e-mails de ida y vuelta,
con las letras de Sabina
bailando por mis pendientes.
Tú cantabas en silencio,
yo escuchaba en silencio
desde la ventana abierta
a un trovador de mis versos.
Me sentía encumbrada
al Reino de los Pinceles
que pintaban las palabras
de carmín y luz de estrellas.
¿Dónde estás, amor, ahora?
¿Por qué volaste huyendo
de las rimas de mis versos?
Tu Reina aún te recuerda.
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