El dueño del mundo de José Luis Corral es el libro que pone fin a la trilogía sobre los Austrias de este escritor que más que escribir novelas escribe manuales de Historia. No me gustó ninguno de sus libros. Este último es el que menos me gustó. Nos da una imagen del emperador Carlos V de Alemania y Carlos I de España que no creo que sea la real. El hombre derrotado por la vida y por la salud y apesadumbrado que nos describe a lo largo del libro no puede ser el que él mismo define como dueño del mundo.
No falta el toque romántico en la novela. Carlos V, nos dice el autor, quería mucho a su mujer. Durante todo su matrimonio le fue fiel, cosa que no era habitual en sus tiempos. Carlos V había llegado a España sin saber el idioma, con 17 años cumplidos. Le resultaba difícil hacerse entender. Los súbditos no lo querían porque no hablaba español. Encima era un hombre acomplejado por su físico. Su mandíbula tan saliente en un rostro poco agraciado lo traía en un mal vivir. Todo esto es imaginación de José Luis Corral. Estoy segura de que a Carlos V le daba igual ser más feo o más guapo porque todos le dirían que era bellísimo. No le faltaban aduladores.
José Luis Corral nos dice y nos repite que Carlos V no tuvo amantes mientras estuvo casado con Isabel de Portugal. ¿Y él que sabe? Sería fiel durante su matrimonio, pero no le faltan en su vida sentimental escándalos. Por ejemplo, cuando embaraza a su abuelastra, la segunda mujer de su abuelo Fernando el Católico. Nace una niña llamada Isabel que meten en un convento. También es Carlos V el padre del famoso don Juan de Austria, al que reconoce como hijo al final de su vida. No era para menos porque don Juan era muy guapo y muy inteligente. Cualquier hombre lo hubiera querido tener como hijo.
Lo mejor de El dueño del mundo de José Luis Corral son las páginas que dedica a don Juan de Austria, un personaje que te enamora. Don Juan de Austria era un hombre seguro de sí mismo, guapo, buen guerrero, buen político. Fue un hombre muy importante en la corte de su hermano Felipe II. José Luis Corral nos da a entender que Felipe II envidiaba a don Juan de Austria.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar el libro. Está bien para regalar. Carlos V es un rey que todo el mundo conoce gracias a los libros de Historia del colegio. Quedas bien con este regalo y ayudas al autor a vender libros. Seguro que quien reciba como regalo El dueño del mundo de José Luis Corral acaba comprando los otros dos libros que completan la trilogía.
No falta el toque romántico en la novela. Carlos V, nos dice el autor, quería mucho a su mujer. Durante todo su matrimonio le fue fiel, cosa que no era habitual en sus tiempos. Carlos V había llegado a España sin saber el idioma, con 17 años cumplidos. Le resultaba difícil hacerse entender. Los súbditos no lo querían porque no hablaba español. Encima era un hombre acomplejado por su físico. Su mandíbula tan saliente en un rostro poco agraciado lo traía en un mal vivir. Todo esto es imaginación de José Luis Corral. Estoy segura de que a Carlos V le daba igual ser más feo o más guapo porque todos le dirían que era bellísimo. No le faltaban aduladores.
José Luis Corral nos dice y nos repite que Carlos V no tuvo amantes mientras estuvo casado con Isabel de Portugal. ¿Y él que sabe? Sería fiel durante su matrimonio, pero no le faltan en su vida sentimental escándalos. Por ejemplo, cuando embaraza a su abuelastra, la segunda mujer de su abuelo Fernando el Católico. Nace una niña llamada Isabel que meten en un convento. También es Carlos V el padre del famoso don Juan de Austria, al que reconoce como hijo al final de su vida. No era para menos porque don Juan era muy guapo y muy inteligente. Cualquier hombre lo hubiera querido tener como hijo.
Lo mejor de El dueño del mundo de José Luis Corral son las páginas que dedica a don Juan de Austria, un personaje que te enamora. Don Juan de Austria era un hombre seguro de sí mismo, guapo, buen guerrero, buen político. Fue un hombre muy importante en la corte de su hermano Felipe II. José Luis Corral nos da a entender que Felipe II envidiaba a don Juan de Austria.
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| Gracias al Adhesivo contacto Supergen mis botas quedaron como nuevas. Iba a tirarlas porque las tenía descoladas y no me compensaba llevarlas a arreglar al zapatero con los precios que cobran por sus arreglos. las fui dejando en casa porque tirar calzado que todavía está nuevo me da pena. modadebarrio.blogspot.com |
