Atrapados por la lengua: 50 casos resueltos por la lingüística forense de Sheila Queralt es un libro que nos pone ante la evidencia de la importancia del lenguaje. Por la boca muere el pez, reza el dicho popular. Te das cuenta de lo cierto que es leyendo el libro.
No es un libro que aburra. Los conceptos técnicos están salpicados de ejemplos cargados de actualidad. No falta el análisis de crímenes que estuvieron en las primeras páginas de los diarios. El asesinato de Anabel Segura tiene varias páginas en el libro. La autora nos recuerda que el asesino de Anabel fue detenido gracias a la utilización de una palabra propia de una zona concreta de Castilla-La Mancha, cuando le solicitaba a la familia de la joven el pago del rescate.
También en el lenguaje escrito se pueden sacar pistas sobre una persona. Se puede saber si escribe un hombre o si escribe una mujer por el género gramatical. Por ejemplo, en los escritos de amenazas vemos como las mujeres hacen amenazas más sutiles, sobre todo en relación al cuidado de los hijos. Los hombres, en cambio, hacen amenazas físicas.
Os recomiendo el libro. Como bien dice la autora, la lingüística forense ha ayudado a meter a gente en la cárcel y a quitarla. Nos relata un caso de suplantación de identidad que acabó con un hombre inocente en una prisión italiana. El análisis del vocabulario empleado por el delincuente real hizo posible liberar al inocente y demostrar que otra persona había utilizado su DNI. El libro no es que se lea de un tirón, pero lo vas leyendo sin que te asalte el aburrimiento. Es un libro ideal para regalar. Los libros destinados más a la consulta que a la lectura siempre son bien recibidos como regalo. Además, la temática de crónica negra suele tener sus adeptos. Lo malo es que lo que cuenta el libro no es una novela, sino que son casos reales.
No es un libro que aburra. Los conceptos técnicos están salpicados de ejemplos cargados de actualidad. No falta el análisis de crímenes que estuvieron en las primeras páginas de los diarios. El asesinato de Anabel Segura tiene varias páginas en el libro. La autora nos recuerda que el asesino de Anabel fue detenido gracias a la utilización de una palabra propia de una zona concreta de Castilla-La Mancha, cuando le solicitaba a la familia de la joven el pago del rescate.
También en el lenguaje escrito se pueden sacar pistas sobre una persona. Se puede saber si escribe un hombre o si escribe una mujer por el género gramatical. Por ejemplo, en los escritos de amenazas vemos como las mujeres hacen amenazas más sutiles, sobre todo en relación al cuidado de los hijos. Los hombres, en cambio, hacen amenazas físicas.
Os recomiendo el libro. Como bien dice la autora, la lingüística forense ha ayudado a meter a gente en la cárcel y a quitarla. Nos relata un caso de suplantación de identidad que acabó con un hombre inocente en una prisión italiana. El análisis del vocabulario empleado por el delincuente real hizo posible liberar al inocente y demostrar que otra persona había utilizado su DNI. El libro no es que se lea de un tirón, pero lo vas leyendo sin que te asalte el aburrimiento. Es un libro ideal para regalar. Los libros destinados más a la consulta que a la lectura siempre son bien recibidos como regalo. Además, la temática de crónica negra suele tener sus adeptos. Lo malo es que lo que cuenta el libro no es una novela, sino que son casos reales.
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