El último gin tonic de Rafael Soler es la novela de un escritor que piensa más en el lenguaje que en la trama. Se nota que es la primera novela de un poeta acostumbrado a contar sílabas y a buscar rimas en sus versos. En la prosa no hay rimas que buscar, pero Rafael Soler intenta hacer unos párrafos bonitos que hacen que en muchas páginas de su novela parece que se olvida del argumento. El argumento se le escapa de las manos. Tienes la sensación de que no sabe por donde tirar.
No parte de una mala idea esta novela. Empieza con la muerte de un patriarca. En los siguientes cuatro días el autor intenta contarnos todo lo que tiene que decir. Así sabemos que ese hombre que ha fallecido tiene tres hijos. El hijo más interesante para mí fue el jugador de póker. Los jugadores siempre son unos personajes atractivos, sean ganadores o sean perdedores. Ganen o pierdan con las cartas tienen la esperanza de ganar. Ilusos. El juego siempre te hace perdedor.
La familia del patriarca fallecido es un tanto singular. Tenemos a los hijos con nombres bíblicos, líos de faldas, negocios, confidencias en el bar. Casi te parece mentira que en sólo 212 páginas pueda resumir la vida de una familia en la que no falta dinero. Tampoco faltan diálogos con cierto aire filosófico.
¿Recomiendo la novela? Yo misma me hago esa pregunta. No está mal para echar un vistazo y ver lo que hace un hombre de edad que quiere escribir una novela con la intención de recibir el aplauso de la crítica. Empieza por publicarla en Ediciones Contrabando, una editorial valenciana independiente. Una buena idea. Los críticos están cansados de leer libros publicados por editoriales famosas. Entre la novedad de la editorial y la novedad de que Rafael Solar escriba una novela le han llovida buenas críticas. Lástima que no le hayan llovido más compradores. De las críticas no se vive.
No parte de una mala idea esta novela. Empieza con la muerte de un patriarca. En los siguientes cuatro días el autor intenta contarnos todo lo que tiene que decir. Así sabemos que ese hombre que ha fallecido tiene tres hijos. El hijo más interesante para mí fue el jugador de póker. Los jugadores siempre son unos personajes atractivos, sean ganadores o sean perdedores. Ganen o pierdan con las cartas tienen la esperanza de ganar. Ilusos. El juego siempre te hace perdedor.
La familia del patriarca fallecido es un tanto singular. Tenemos a los hijos con nombres bíblicos, líos de faldas, negocios, confidencias en el bar. Casi te parece mentira que en sólo 212 páginas pueda resumir la vida de una familia en la que no falta dinero. Tampoco faltan diálogos con cierto aire filosófico.
¿Recomiendo la novela? Yo misma me hago esa pregunta. No está mal para echar un vistazo y ver lo que hace un hombre de edad que quiere escribir una novela con la intención de recibir el aplauso de la crítica. Empieza por publicarla en Ediciones Contrabando, una editorial valenciana independiente. Una buena idea. Los críticos están cansados de leer libros publicados por editoriales famosas. Entre la novedad de la editorial y la novedad de que Rafael Solar escriba una novela le han llovida buenas críticas. Lástima que no le hayan llovido más compradores. De las críticas no se vive.
