El despertar de Eva

Querido diario:

Hace tiempo que no te cuento nada. No me apetecía. Además, no hay novedades ni en el siglo XXI ni en el XXII. No hay nada que me sorprenda. Dicen que no se debe perder la capacidad de sorpresa. Yo la he perdido. Como no me cruce con un marciano, no creo que encuentre otra cosa que me sorprenda. Todo es banal y repetitivo. Un mundo caníbal que cada día menos me dice. Nada. No espero nada. Es tremendo no esperar nada. Es tanto como aceptar una derrota sin aceptarla. No aceptas el fracaso, pero sabes que es tu destino inesquivable, no porque no se pueda luchar contra él, sino porque estás cansada de luchar contra los elementos que no valen ni el trabajo de darles un puñetazo.

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La galería de fotos expuestas
proclama el paraíso en grandeza
un puerto rebosando veleros
rascacielos amenazando los cielos.

¿Qué fue del paraíso primero?
Aquel que encandiló a Eva
enamorándola de la naturaleza
silvestres árboles sin jardinero.

Adán es pasajero con bandera
asido al mástil de la derecha
bicolor pendiente de tricolor
media bandera sin un color.

Eva no quiere barco sin tierra
embarranca en playa desierta
mareada en gritos la cabeza
agarra el adiós en un pañuelo.