Querido diario:
La ambición es un pecado que no perdona la sociedad. Pero ¿es realmente pecado ambicionar una vida mejor? Según la sociedad, sí. Tienes que ser lo que los demás deciden por ti, aunque no quieras y te rebeles.
Yo no elegí mi vida. Siempre pensé que sería otra cosa. Tracé planes que los demás me tiraron por tierra. Por eso odio al mundo entero. Y que a nadie se le ocurra hablarme de solidaridad. No existe. Yo tenía derecho a que al menos uno de mis sueños se hubiera cumplido, a que me dejaran vivir dignamente, a que cuando cada mañana me miro al espejo no me encuentre con una cara que me pregunta qué demonios hago yo en este mundo.
Soñar es perder. Cuando en los informativos hablan de inmigrantes que vienen a España en busca de oportunidades, me da la risa floja. Yo, que soy española, no he tenido ninguna oportunidad. Me mate durante años a estudiar para nada. Bueno, para algo sí: para ver como aquellos y aquellas que compartieron pupitre conmigo tienen el empleo que quisiera haber tenido yo.
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Quiero contarte mañana
que serás hombre famoso
una tirada de cartas
revela fama famosa.
Adán trabaja en agosto
en diciembre continua
ladrillo tras hormigones
andamios hacia las nubes.
Quiero contarte, Adán mío,
que inspiras tú mi obra
los versos que tanto quiero
plagados por tus amores.
Adán es jefe de aviones
no trabaja para otros
ha decidido ser libre
multiplicándose él solo.
que serás hombre famoso
una tirada de cartas
revela fama famosa.
Adán trabaja en agosto
en diciembre continua
ladrillo tras hormigones
andamios hacia las nubes.
Quiero contarte, Adán mío,
que inspiras tú mi obra
los versos que tanto quiero
plagados por tus amores.
Adán es jefe de aviones
no trabaja para otros
ha decidido ser libre
multiplicándose él solo.
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