-Mi destino es ser rico. Cuando nada tuve, rápidamente me resarcí. Siempre encontré un negocio solvente.
-Se ve que eres un gran vendedor, Ali. En España podremos intentar poner una galería de arte para vender mis cuadros.
-Me has dado una gran idea, Marta -Ali sacó varias piedras del bolsillo del amplio pantalón vaquero-. Venderé piedras de Petra.
Andrés estaba seguro de que aquellos pedruscos nunca estuvieran en Petra. Les daba el sol y seguían con el mismo matiz gris palo.
-¿Queda mucho aún? -preguntó.
-¿Tienes sed? -Marta le ofreció una cantimplora.
-No, gracias.
-Prefieres morir de sed antes de beber agua del desierto.
-¿En qué trabajas? -le preguntó el jordano.
-Es director de una empresa de telecomunicaciones -contestó Marta.
-¿Cuánto ganas al mes?
-¿Quieres secuestrarme tú también?
Marta le da un codazo. Ella quiere llegar a Ceuta. Le dice que gana veinte millones de euros, pero tiene diez hijos para mantener más una esposa que no trabaja.
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Es cierto que Teresa no trabaja fuera de casa, pero Andrés no la calificaría de "mujer para mantener". Se gana el sueldo haciendo las tareas domésticas sin ayuda.
-Prefiero hacerlo yo, amor -le dijo cuando le propuso contratar una asistenta.
Fue antes de nacer Laurita, después no volvieron a hablar del tema. Andrés colaboraba pasando el aspirador los domingos y planchando sus camisas. Le gustaba planchar. La raya de la manga la hacía con maestría.
-¿Por qué miras tu camisa, cariño? ¿Huele mal? Tendrás que aguantarte hasta que lleguemos a Ceuta.
El aventurero jordano se ríe. Les dice que los conquistadores no suelen lavar la ropa.
-Yo no soy un conquistador.
-Eres un niño bien, un turista rico.
-Ahora soy un pobre diablo.
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Teresa vuelve a recibir la visita de su madre.
-Me enteré de más cosas, querida.
-No quiero saber nada.
-Vine a informarte. Me contó la secretaria del ministro de Asuntos Exteriores que el narcotraficante que acompaña a tu esposo está siendo buscado por la Interpol. ¡Imagínate! Si Andrés antes era un bala perdido, ahora es un cañón encontrado. El tal Ali, o como se llame, atracaba a los turistas en Petra. Su modus operandi consistía en disfrazarse de occidental y ofrecerse de guía a los incautos. La primera vez que lo detuvieron lo encontraron en el Monasterio.
-¿Hay religiosos en Petra?
-¡Hija, por Dios! ¿Eres tonta? El Monasterio es uno de los edificios de Petra. Es enorme y está escavado en la roca.
-Creo que lo vi en Indiana Jones.
-En Indiana Jones salía el Tesoro, también conocido como Al-khazueh.
-¿Cómo está Andrés?
-Todavía no ha muerto, querida.
-¡Mamá!
-Como te decía, hija, el tal Ali es un fugado de la cárcel. Durante muchos años hizo su agosto en la ciudad de Petra vendiendo cocaína y atracando a los turistas que no consumían esa porquería.
-Dame el teléfono de esa secretaria, mamá.
-Ni hablar. Me niego a que mi país pague un solo euro por un yerno que no merezco.
-Si no pagamos, mis hijos se quedarán huérfanos.
-Hay otros hombres, hija. Puedes volver a casarte.