Delparaíso de Juan del Val es una novela rosa muy actual. Seguro que le encanta a los ricos. A los pobres también nos gusta. Leer sobre las penas y las alegrías de la clase alta engancha mucho.
Yo hubiera dejado el libro aparcado si estuviera ambientado en un barrio pobre. Este año no estoy para que nadie me cuente penas. Juan del Val cuenta penas, pero son penas de ricos. El libro empieza bien. Un par de páginas hablando de un matrimonio de cuarentones millonario anima. Luis Prado y Eli Urquijo son una pareja en crisis. El marido tiene un despacho de abogados con el cuñado. La mujer está deprimida por la celulitis. El cuñado, socio del despacho de abogados, está en un centro psiquiátrico. Como era de esperar, el marido tiene una amante, una joven que lo eleva al placer de la cama que su esposa no consigue darle. Luis Prado siente pena por una mujer que envejece sin ver su propia vejez de macho ibérico. No falta la envida en esta pareja. La señora Eli, llamada Elisa en el Registro Civil, envidia a una vecina rubia, delgada y guapa casada con un ex futbolista. Como era de esperar también, las hijas son amigas. Ya tendrán tiempo a odiarse cuando una envejezca peor que la otra.
Hay muchos más personajes. Podría decirse que el personaje central es el barrio, la urbanización Delparaíso, una urbanización de ricos a la que han llegado Gloria y su marido huyendo de la inseguridad de Boadilla del Monte. En Delparaíso los ladrones del Este no se atreverán a ir a robar. Para eso tienen vigilancia privada.
Juan del Val le da un toque de amenidad a su novela con frases llenas de humor, situaciones actuales y personajes creíbles. ¿Es así la clase alta madrileña? Yo me la imagino tal cual. Pero no falta un toque de antigüedad, por ejemplo, en esa Eli que se parece más a una ama de casa rica de los años sesenta y setenta que a una señora rica de hoy en día. Eli es una mujer que ha tirado la toalla. La autoestima la ha abandonado. Suele pasar cuando se le da tanta importancia al aspecto físico. Eli no sabe envejecer.
No falta el amor limpio que se da entre el hermano de Eli, el socio Urquijo del despacho de Urquijo-Prado, y una enfermera del hospital psiquiátrico. Esas charlas tras la jornada de trabajo de la enfermera suponen mucho para el abogado que se había casado con una mujer fea y que no tuvo nunca el cariño de su progenitor. También es enternecedor que la hermana lo vaya a ver para celebrar su cumpleaños y él haga un esfuerzo para adecentarse para recibirla.
Os recomiendo la novela. Es un culebrón en toda regla pasado por el Madrid de clases altas. La novela está llena de sentimientos. Los tópicos no le faltan. Yo la leí casi de un tirón. Cuando llegué al final me parecía mentira que me hubiera enganchado tanto un libro digno de kiosko. Seguro que se vende bien. Hay que felicitar a su autor. Ganará dinerito. Lo que no va a conseguir es ser recordado por esta novela rosa. Juan del Val tendrá que escribir un libro mejor para entrar en la Historia de la Literatura Española.
Yo hubiera dejado el libro aparcado si estuviera ambientado en un barrio pobre. Este año no estoy para que nadie me cuente penas. Juan del Val cuenta penas, pero son penas de ricos. El libro empieza bien. Un par de páginas hablando de un matrimonio de cuarentones millonario anima. Luis Prado y Eli Urquijo son una pareja en crisis. El marido tiene un despacho de abogados con el cuñado. La mujer está deprimida por la celulitis. El cuñado, socio del despacho de abogados, está en un centro psiquiátrico. Como era de esperar, el marido tiene una amante, una joven que lo eleva al placer de la cama que su esposa no consigue darle. Luis Prado siente pena por una mujer que envejece sin ver su propia vejez de macho ibérico. No falta la envida en esta pareja. La señora Eli, llamada Elisa en el Registro Civil, envidia a una vecina rubia, delgada y guapa casada con un ex futbolista. Como era de esperar también, las hijas son amigas. Ya tendrán tiempo a odiarse cuando una envejezca peor que la otra.
Hay muchos más personajes. Podría decirse que el personaje central es el barrio, la urbanización Delparaíso, una urbanización de ricos a la que han llegado Gloria y su marido huyendo de la inseguridad de Boadilla del Monte. En Delparaíso los ladrones del Este no se atreverán a ir a robar. Para eso tienen vigilancia privada.
Juan del Val le da un toque de amenidad a su novela con frases llenas de humor, situaciones actuales y personajes creíbles. ¿Es así la clase alta madrileña? Yo me la imagino tal cual. Pero no falta un toque de antigüedad, por ejemplo, en esa Eli que se parece más a una ama de casa rica de los años sesenta y setenta que a una señora rica de hoy en día. Eli es una mujer que ha tirado la toalla. La autoestima la ha abandonado. Suele pasar cuando se le da tanta importancia al aspecto físico. Eli no sabe envejecer.
No falta el amor limpio que se da entre el hermano de Eli, el socio Urquijo del despacho de Urquijo-Prado, y una enfermera del hospital psiquiátrico. Esas charlas tras la jornada de trabajo de la enfermera suponen mucho para el abogado que se había casado con una mujer fea y que no tuvo nunca el cariño de su progenitor. También es enternecedor que la hermana lo vaya a ver para celebrar su cumpleaños y él haga un esfuerzo para adecentarse para recibirla.
Os recomiendo la novela. Es un culebrón en toda regla pasado por el Madrid de clases altas. La novela está llena de sentimientos. Los tópicos no le faltan. Yo la leí casi de un tirón. Cuando llegué al final me parecía mentira que me hubiera enganchado tanto un libro digno de kiosko. Seguro que se vende bien. Hay que felicitar a su autor. Ganará dinerito. Lo que no va a conseguir es ser recordado por esta novela rosa. Juan del Val tendrá que escribir un libro mejor para entrar en la Historia de la Literatura Española.
--------------------------
La Hospedería Fuentenueva en Baeza, Jaén, tiene un pasado que casi me hizo salir huyendo cuando lo conocí. Mi marido sabía que había sido una cárcel de mujeres cuando hizo la reserva, pero no me lo comentó hasta que estábamos instalados en la habitación. diariodeunamissculta.blogspot.com |