No me hables de amor,
no me digas que me quieres,
no le pongas una meta
a tu carrera al desierto.
Yo soy la que nunca ama
para no llorar ausencias,
la que recorre caminos
ajena a los compañeros.
Vete antes de decirme
te quiero y yo no quererte
para contestar lo mismo
con el rubor de las fresas.
Yo soy la que siempre huye
del oasis sin camellos,
una peregrina sola,
la poeta del desierto.
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