Juan de Mesa. La caza del aliento de Luis Miranda, es un libro escrito en primera persona. Juan de Mesa murió a los 44 años, la edad actual del escritor de este libro que no se me hizo tan largo como pensaba que se me iba a hacer. A ello contribuyó el hecho de que esté narrado en primera persona.
El autor va buscando la huella de la obra escultórica de Juan de Mesa. Empieza en Córdoba y en Sevilla. Llegará a América tras la pista de las esculturas de Cristo de este artista andaluz. También en Madrid hay obra de Juan de Mesa. Es un escultor importante. Sus obras se cotizan en subastas. De hecho, algunas esculturas firmadas por Juan de Mesa están en manos privadas.
Encontramos piezas que aportan humanismo, que reflejan a un hombre vencido, herido. Me refiero al Señor del Gran Poder en Sevilla. En cambio, Jesús de la Pasión es una imagen más divina. Tiene muchos Cristos en su obra escultórica. Juan de Mena es un escultor que empieza por los Cristos crucificados, que es lo más difícil. La mayoría son imágenes dramáticas. Les miras las caritas a los Cristos y lloras aunque no quieras. Incluso el Cristo de la Buena Muerte mete miedo. El Cristo de la Buena Muerte fue encargado por los jesuitas. Es un Cristo dormido en la Cruz, sin el sufrimiento que tienen otras imágenes de Juan de Mesa.
El libro es un tanto confuso. En algunas partes se te hace largo. Debes tener en cuenta que supera las cuatrocientas páginas. Luis Miranda se afana en hablar de todas las obras de Juan de Mesa. Se centra mucho en los Cristos sin olvidar a las vírgenes. Nos dice que la Virgen de las Angustias de Córdoba es de Juan de Mesa. Así lo dice en su testamento, indicando que deja la virgen acabada a falta de los últimos retoques.
Juan de Mesa se ganaba muy bien la vida. Cobraba por sus obras. También cobraba por sus obras su maestro, el gran Juan Martínez Montañés. Los clientes le pagaban bien. Juan de Mesa busca clientes en las cofradías. Es un escultor medio a la hora de cobrar. Esto le garantiza tener siempre trabajo en los conventos, órdenes religiosas y otros grandes clientes. Cobra en maravedíes y en reales.
Si me tuviera que quedar con alguno de sus Cristos, elegiría el Cristo del Buen Amor de la Hermandad de Monserrat. Os recomiendo leer el libro, aunque sólo sea para elegir un Cristo bonito. El libro es casi una crónica de viaje. El autor nos va contando que regresa a la Sevilla donde estudió, habla con personas a las que admira, va recorriendo iglesias para ver la obra escultórica de Juan Mesa y escribe el libro. Es un libro trabajado. Por eso os lo recomiendo muy mucho.
El autor va buscando la huella de la obra escultórica de Juan de Mesa. Empieza en Córdoba y en Sevilla. Llegará a América tras la pista de las esculturas de Cristo de este artista andaluz. También en Madrid hay obra de Juan de Mesa. Es un escultor importante. Sus obras se cotizan en subastas. De hecho, algunas esculturas firmadas por Juan de Mesa están en manos privadas.
Encontramos piezas que aportan humanismo, que reflejan a un hombre vencido, herido. Me refiero al Señor del Gran Poder en Sevilla. En cambio, Jesús de la Pasión es una imagen más divina. Tiene muchos Cristos en su obra escultórica. Juan de Mena es un escultor que empieza por los Cristos crucificados, que es lo más difícil. La mayoría son imágenes dramáticas. Les miras las caritas a los Cristos y lloras aunque no quieras. Incluso el Cristo de la Buena Muerte mete miedo. El Cristo de la Buena Muerte fue encargado por los jesuitas. Es un Cristo dormido en la Cruz, sin el sufrimiento que tienen otras imágenes de Juan de Mesa.
El libro es un tanto confuso. En algunas partes se te hace largo. Debes tener en cuenta que supera las cuatrocientas páginas. Luis Miranda se afana en hablar de todas las obras de Juan de Mesa. Se centra mucho en los Cristos sin olvidar a las vírgenes. Nos dice que la Virgen de las Angustias de Córdoba es de Juan de Mesa. Así lo dice en su testamento, indicando que deja la virgen acabada a falta de los últimos retoques.
Juan de Mesa se ganaba muy bien la vida. Cobraba por sus obras. También cobraba por sus obras su maestro, el gran Juan Martínez Montañés. Los clientes le pagaban bien. Juan de Mesa busca clientes en las cofradías. Es un escultor medio a la hora de cobrar. Esto le garantiza tener siempre trabajo en los conventos, órdenes religiosas y otros grandes clientes. Cobra en maravedíes y en reales.
Si me tuviera que quedar con alguno de sus Cristos, elegiría el Cristo del Buen Amor de la Hermandad de Monserrat. Os recomiendo leer el libro, aunque sólo sea para elegir un Cristo bonito. El libro es casi una crónica de viaje. El autor nos va contando que regresa a la Sevilla donde estudió, habla con personas a las que admira, va recorriendo iglesias para ver la obra escultórica de Juan Mesa y escribe el libro. Es un libro trabajado. Por eso os lo recomiendo muy mucho.
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