Leer La feria de las vanidades de William Makepeace Thackeray es leer una novela rosa del siglo XIX, un culebrón que retrata a la perfección las costumbres de una gente que nos queda lejana. Es una novela muy realista que te va enganchando con la ironía del relato.
No es una novela para leer de un tirón. Yo la tuve durante meses encima de la mesilla de noche. Leía unas cuantas páginas para conciliar el sueño. La feria de las vanidades es perfecta para curar el insomnio.
Empieza en una academia de señoritas. Las dos jóvenes protagonistas, Becky Sharp y Amelia Sedley, acaban de terminar sus estudios y están preparándose para marchar a casa de Amelia en Russell Square. Becky es la amiga espabilada, dispuesta a comerse el mundo. Amelia es conformista. Lo que pasa en la casa de Amelia era de prever: su amiga Beckie no consigue casarse con el hermano de Amelia. Es un funcionario borracho que no la lleva al altar. La pobre Beckie deja allí a su amiga, prometida con el capitán George Osborne. Joseph Sedley no parece ser el hombre de su vida.
¿Qué hará Beckie para ganarse la vida? Trabajar de institutriz. Entra al servicio del baronet Sir Pitt Crawley, quien la ha contratado como institutriz de sus hijas. Su comportamiento en casa de Sir Pitt le gana su simpatía, y después de la muerte prematura de su segunda esposa, su jefe le propone matrimonio. Pero descubre que ella está ya casada en secreto con su segundo hijo, Rawdon Crawley. Todo un culebrón. Y el culebrón sigue con matrimonios, hijos, deudas, prosperidad económica y vidas paralelas entre las dos protagonistas femeninas. No faltan las guerras. Las muertes en el campo de batalla. Los reencuentros.
Amelia es la amiga buena, la ricachona, la que va para abajo y para arriba. Beckie es la chica venida de la pobreza a arrimarse a los poderosos. No acaba bien. Y lo lamentas. Beckie merecía mejor suerte que la que le da el autor de la novela.
Os recomiendo leer La feria de las vanidades de William Makepeace Thackeray, una de las novelas más importantes del siglo XIX. No es sino el relato de las vidas de dos amigas. Está sobrada de personajes. Te pierdes. Yo tuve que hacer un esquema con los nombres de los personajes principales y sus parentescos. Aún así es un rollo su lectura.
La feria de las vanidades de William Makepeace Thackeray estaría mejor si se centrara más en las dos jóvenes que van creciendo, casándose, teniendo hijos, siendo madres de distinta forma, amando, odiando, sufriendo... Hay personajes secundarios que sobran.
No es una novela para leer de un tirón. Yo la tuve durante meses encima de la mesilla de noche. Leía unas cuantas páginas para conciliar el sueño. La feria de las vanidades es perfecta para curar el insomnio.
Empieza en una academia de señoritas. Las dos jóvenes protagonistas, Becky Sharp y Amelia Sedley, acaban de terminar sus estudios y están preparándose para marchar a casa de Amelia en Russell Square. Becky es la amiga espabilada, dispuesta a comerse el mundo. Amelia es conformista. Lo que pasa en la casa de Amelia era de prever: su amiga Beckie no consigue casarse con el hermano de Amelia. Es un funcionario borracho que no la lleva al altar. La pobre Beckie deja allí a su amiga, prometida con el capitán George Osborne. Joseph Sedley no parece ser el hombre de su vida.
¿Qué hará Beckie para ganarse la vida? Trabajar de institutriz. Entra al servicio del baronet Sir Pitt Crawley, quien la ha contratado como institutriz de sus hijas. Su comportamiento en casa de Sir Pitt le gana su simpatía, y después de la muerte prematura de su segunda esposa, su jefe le propone matrimonio. Pero descubre que ella está ya casada en secreto con su segundo hijo, Rawdon Crawley. Todo un culebrón. Y el culebrón sigue con matrimonios, hijos, deudas, prosperidad económica y vidas paralelas entre las dos protagonistas femeninas. No faltan las guerras. Las muertes en el campo de batalla. Los reencuentros.
Amelia es la amiga buena, la ricachona, la que va para abajo y para arriba. Beckie es la chica venida de la pobreza a arrimarse a los poderosos. No acaba bien. Y lo lamentas. Beckie merecía mejor suerte que la que le da el autor de la novela.
Os recomiendo leer La feria de las vanidades de William Makepeace Thackeray, una de las novelas más importantes del siglo XIX. No es sino el relato de las vidas de dos amigas. Está sobrada de personajes. Te pierdes. Yo tuve que hacer un esquema con los nombres de los personajes principales y sus parentescos. Aún así es un rollo su lectura.
La feria de las vanidades de William Makepeace Thackeray estaría mejor si se centrara más en las dos jóvenes que van creciendo, casándose, teniendo hijos, siendo madres de distinta forma, amando, odiando, sufriendo... Hay personajes secundarios que sobran.
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