La economía del absurdo de Josep Burgaya Riera es un libro que analiza la situación económica de crisis que estamos viviendo desde el punto de vista muy particular de su autor.
No nos cuenta este libro nada que no sepamos. Todos sabemos que la economía no está mejorando el nivel de vida de la población pese a que cada vez se produce más. La gente ve como se va empobreciendo.
La pobreza no sólo se manifiesta en el segundo y tercer mundos, también en el primer mundo es cada día más visible. Esto se debe a que hemos perdido la condición de ciudadanos activos para pasar a ser consumidores. Dos mil millones de personas que consumen todo tipo de productos. Consumimos productos más baratos producidos en el Tercer Mundo. Por eso nos quedamos sin trabajo.
En nuestro Primer Mundo se impone la moda de lo barato con baja calidad y costes de producción muy bajos de productos producidos en países del Tercer Mundo, en Asia principalmente.
Pero no sólo el trabajo mal pagado está en los países no desarrollados. También en nuestros países hay trabajo mal pagado realizado casi siempre por mano de obra inmigrante que trabaja según el modelo asiático.
Las empresas quieren cada vez tener mayores márgenes de beneficios y no pagar impuestos. Por eso producen en países sin regulación y con pocos impuestos a pagar. Ciudades industriales como la estadounidense Detroit se quedan sin industria. Hoy en día en Detroit, nos dice el autor, se organizan rutas turísticas por las empresas que han cerrado. La plena ocupación es cosa del pasado. Estamos ante un trabajo precario, de días incluso, sin ninguna estabilidad.
¿Cuál es la solución? El autor propone repartir el trabajo disponible, pero ese trabajo que se debe repartir debe ser un empleo de calidad, digno, para que no haya trabajadores pobres.
El problema es que las multinacionales están por encima de la política. Son marcas, tienen pocos trabajadores y se radican donde casi no pagan impuestos. Hay que volver a Keynes. Es necesaria la intervención del Estado para salir de la crisis.
Todo esto nos cuenta el libro La economía del absurdo de Josep Burgaya Riera, un libro más recomendable para entendidos en la materia que para lectores del montón. No es un libro que se lea de un tirón.
No nos cuenta este libro nada que no sepamos. Todos sabemos que la economía no está mejorando el nivel de vida de la población pese a que cada vez se produce más. La gente ve como se va empobreciendo.
La pobreza no sólo se manifiesta en el segundo y tercer mundos, también en el primer mundo es cada día más visible. Esto se debe a que hemos perdido la condición de ciudadanos activos para pasar a ser consumidores. Dos mil millones de personas que consumen todo tipo de productos. Consumimos productos más baratos producidos en el Tercer Mundo. Por eso nos quedamos sin trabajo.
En nuestro Primer Mundo se impone la moda de lo barato con baja calidad y costes de producción muy bajos de productos producidos en países del Tercer Mundo, en Asia principalmente.
Pero no sólo el trabajo mal pagado está en los países no desarrollados. También en nuestros países hay trabajo mal pagado realizado casi siempre por mano de obra inmigrante que trabaja según el modelo asiático.
Las empresas quieren cada vez tener mayores márgenes de beneficios y no pagar impuestos. Por eso producen en países sin regulación y con pocos impuestos a pagar. Ciudades industriales como la estadounidense Detroit se quedan sin industria. Hoy en día en Detroit, nos dice el autor, se organizan rutas turísticas por las empresas que han cerrado. La plena ocupación es cosa del pasado. Estamos ante un trabajo precario, de días incluso, sin ninguna estabilidad.
¿Cuál es la solución? El autor propone repartir el trabajo disponible, pero ese trabajo que se debe repartir debe ser un empleo de calidad, digno, para que no haya trabajadores pobres.
El problema es que las multinacionales están por encima de la política. Son marcas, tienen pocos trabajadores y se radican donde casi no pagan impuestos. Hay que volver a Keynes. Es necesaria la intervención del Estado para salir de la crisis.
Todo esto nos cuenta el libro La economía del absurdo de Josep Burgaya Riera, un libro más recomendable para entendidos en la materia que para lectores del montón. No es un libro que se lea de un tirón.