Pensión Sotavento de Eva Martins es una pequeña novela de sólo 144 páginas que se lee de un tirón, pero que no merece una segunda lectura. Es de esos libros que lees una vez y los dejas de lado.
Nos cuenta las andanzas de un tal Jualián que llega a un pueblo de Cádiz que se llama La Isla con la esperanza de encontrar a una señora mayor con una nutrida cuenta en el banco y quitarle el dinero. La señora elegida será la dueña de la Pensión Sotavento. En dicha pensión se alojará Julián, pero las cosas puede que no le salgan como espera porque doña Victoria, la dueña de la pensión es una mujer un tanto peculiar.
Doña Victoria es viuda, amargada, habla sola desde que le murió el marido. La gente del pueblo dice que guarda unos diamantes que robó en su día el esposo, un marino mercante que la dejó viuda con sólo 54 años. Son esos diamantes los que incrementan el interés de Julián en doña Victoria.
Pensión Sotavento de Eva Martins no es un libro que me haya resultado muy entretenido. Su humor lo noto bastante forzado. Tiene muchos tópicos. Por ejemplo, la dueña de la pensión está descrita como una mujer avejentada que recoge el pelo en un moño canoso. Te lleva a tiempos más pasados que presentes. No faltan descripciones del barrio, de sus comidas, de sus costumbres. Julián va perdiendo protagonismo a la vez que emergen los otros personajes, los vecinos de la pensión. Esto le resta interés a una novela que va de más a menos. Hubiera sido más interesante si el argumento se centrase más en el cazador de fortunas de viudas.
Nos cuenta las andanzas de un tal Jualián que llega a un pueblo de Cádiz que se llama La Isla con la esperanza de encontrar a una señora mayor con una nutrida cuenta en el banco y quitarle el dinero. La señora elegida será la dueña de la Pensión Sotavento. En dicha pensión se alojará Julián, pero las cosas puede que no le salgan como espera porque doña Victoria, la dueña de la pensión es una mujer un tanto peculiar.
Doña Victoria es viuda, amargada, habla sola desde que le murió el marido. La gente del pueblo dice que guarda unos diamantes que robó en su día el esposo, un marino mercante que la dejó viuda con sólo 54 años. Son esos diamantes los que incrementan el interés de Julián en doña Victoria.
Pensión Sotavento de Eva Martins no es un libro que me haya resultado muy entretenido. Su humor lo noto bastante forzado. Tiene muchos tópicos. Por ejemplo, la dueña de la pensión está descrita como una mujer avejentada que recoge el pelo en un moño canoso. Te lleva a tiempos más pasados que presentes. No faltan descripciones del barrio, de sus comidas, de sus costumbres. Julián va perdiendo protagonismo a la vez que emergen los otros personajes, los vecinos de la pensión. Esto le resta interés a una novela que va de más a menos. Hubiera sido más interesante si el argumento se centrase más en el cazador de fortunas de viudas.