Mis Navidades están siendo este año
una obra maestra en un folio lleno
de últimos suspiros ahogados en café.
Entre polvorones ajenos al azúcar
y un turrón prohibido para el paladar
levanto la copa del cava barato
comprado de oferta en la última ganga
de un supermercado de barrio que estafa
la ganas de tanto con lo poco que da.
Intento brindar por un 25 del mes
que inaugura otra Navidad
sin la alegría brillando en mi casa
y la nostalgia habitando mi pena.
Me quedan los intentos en algo más de sed
porque la copa me pesa más que el mundo
y el líquido me amarga la tristeza
que me viste de fría orfandad.
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