No sé si me levanto o todavía
sigo en el naufragio que he caído.
Me pesa la mano en el bolígrafo.
No salen las palabras que querría.
Yo, que pintaba las palabras,
no pinto más que pesadillas
en mis noches abrazada por el frío
de un beso de luna malherida.
He bajado las escaleras
que antes siempre subía
agarrada en la esperanza
que mis sueños me traían.
Estoy en el túnel, hundida,
sin saber cómo he entrado
en el laberinto de mis hojas vacías.
Estoy con los tacones hundidos
en el fango del camino,
caminando con la prisa.
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