Otra vez, una vez más,
mi nombre aún anónimo
ha quedado descabalgado
del trío de la semana.
No me importa ser el descarte
de una baraja trucada
porque Yolanda Smith
es la poeta que ladra
y los otros son palmeros
del poder y sus aplausos.
Yo levanto la cabeza
como una serpiente y canto
las verdades que me salen
de debajo de la falda.
Los otros, pobres imbéciles,
se arrodillan en el fango
y aún se creen artistas
cuando son pobres comprados.
mi nombre aún anónimo
ha quedado descabalgado
del trío de la semana.
No me importa ser el descarte
de una baraja trucada
porque Yolanda Smith
es la poeta que ladra
y los otros son palmeros
del poder y sus aplausos.
Yo levanto la cabeza
como una serpiente y canto
las verdades que me salen
de debajo de la falda.
Los otros, pobres imbéciles,
se arrodillan en el fango
y aún se creen artistas
cuando son pobres comprados.