Diario:
Me miro en los cristales de las ventanas intentando ver el monstruo que dijo mamá que parecía. Pareces un monstruo, me dijo, cuando estaba sentada a su lado en la habitación cutre de la Residencia de Maiores de Oleiros. ¿Soy un monstruo?...
Tal vez lo fui y lo sigo siendo por este mal carácter que tengo que me lleva a luchar contra las tormentas.
Mi cara se duplica en el cristal de la ventana. Fuera empieza a oscurecer. La noche llega en junio cuando las agujas del reloj superan las diez.
No aguanto más. Corro las cortinas de la habitación de mamá, tapo todas las ventanas y evito mirarme en los espejos del pasillo. No quiero descubrir al monstruo, al que decía mamá que parecía porque sabía que estaba dispuesta a hacer cualquier cosa para combatir a los ricos que nos empobrecen, a esa derecha maldita.
YOLANDA SMITH