Diario:
Estoy cansada de que anden jodiendo siempre mis ideas más brillantes. Los demás son los enemigos. Todos. Todos ellos. Sé que me quieren hundir en sus miserias, borrar mi grandeza, condenarme a ser la diana de sus críticas mordaces.
Los quiero lejos, muy lejos, hasta que se olviden de mí y yo no los recuerde. Ellos son el mal. Los odio. Hace tiempo que sé que nadie vale la pena. Sólo me consuelan mis poesías porque ellas no me critican ni me señalan con sus dedos manchados de vocales. Ellas lo son todo para mí a mi pesar y pese a que mucha veces me he arrepentido de haberlas irlas colgando por Internet.
No las merecen. No me merecen. La sociedad es la mierda que peor huele.