Querido diario:
Días de puente, de festivos, de calles vacías, de depresión. Me deprimen los días vacíos. Necesito multitudes anónimas para perderme, para silenciar mi yo, para ser más desconocida. Cada día mi timidez va ganando puntos. Situaciones que tenía superadas vuelven a hacerse latentes. En algunas ocasiones correría a esconderme del mundo a una isla desierta, si esa isla existiera. Pero no existe.
Tampoco ayuda el relato encadenado que estoy escribiendo estos días. No creo que lo cuelgue en este blog. Tengo pensado ponerlo en otro. Es demasiado incorrecto, y duro, muy duro.
Ayer estuve con mis poesías llenando el tiempo. Pero necesito más. Tiene que dar el resultado que espero el nuevo blog: un escándalo que me abra las puertas... o me las cierre. Lo primero sería como si me tocara la primitiva; lo segundo sería lo de siempre. Que conste que lo hago por necesidad, de lo contrario jamás lo haría. Bueno, de lo contrario tampoco existiría este blog, ni mis poesías, ni los relatos, ni los artículos. De haberme sonreído la vida, yo hubiera sido una buena persona. Mi maldad es fruto de la necesidad.
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Quisieras ser artista para mí
musicar mi vida de alegría
convertir mis penas en alegrías.
Quisiera ser poeta para ti
sin tú saberlo, versos dedicarte
plasmando amor palabra a palabra.
Quisieras ser por mi amado
nadar en mi dulce yo pasado
salvarlo de las frías máscaras.
Quisiera ser quien fui un día
sin penas manchando alegrías.
Entonces sí, entonces te amaría.