El último hombre blanco de Nuria Labari es la tercera novela que publica esta joven escritora nacida en Santander. Intenta conseguir vivir de escribir. Tal vez lo consiga.
En esta novela hace una crítica al trabajo desde la perspectiva de género. La protagonista es una mujer que en su trabajo actúa como un hombre. Las reglas las han impuesto los hombres, no se cuestionan, nadie protesta. Se trata de obedecer, de actuar como máquinas desde las colas de coches que entran, ordenadamente, en Madrid.
La protagonista es una mujer triunfadora. Gana 200.000 euros al año. ¿Cómo lo ha conseguido? Con un hombre dentro. Así empieza la novela, afirmando que siente un hombrecillo en su interior.
Narrada en primera persona, la trama te va enganchando. Quieres conocer más y más datos de una protagonista atípica por ser poco frecuente una mujer en un puesto directivo.
No faltan toques de humor. Son lo mejor de la novela. Las partes excesivamente filosóficas resultan algo pesadas. En algunos capítulos echas en falta acción.
Nuria te hace dudar muchas veces si tienes en las manos una novela o un libro de filosofía. Suelta muchas frases que invitan a un subrayado. Notas que se mete en la piel de la protagonista.
Os recomiendo la novela por lo que tiene de crítica a la igualdad. Nos han igualado con los hombres metiéndonos un hombrecito en el interior, viene a decir el libro. ¿Compensa? Es obvio que no compensa un triunfo profesional que nos hace olvidar otros aspectos de la vida.
La protagonista ha renunciado a muchas cosas para llegar a ser una ejecutiva bien pagada. Está bien considerada en la empresa. Los dueños la sienten de su familia. Entonces viene la crisis personal, la vomitona de sentimientos, la rabia, la decisión de cambiar rompiendo todo, deconstruyendo.
Esta novela sobre una mujer ejecutiva cabreada es perfecta para regalar. No deja indiferente a nadie. Yo he comprado varios ejemplares para regalar a amigos. Es el regalo que merecen los hombres que no nos comprenden a las mujeres modernas.
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 | Seguro que volvemos al Soho Boutique Castillo de Santa Catalina. Es un hotel romántico. Espero que la próxima vez esté remozado. Los castillos enamoran a una, pero no me gusta echar de menos las comodidades que tengo en mi dulce hogar. diariodeunamissculta.blogspot.com |
