Furor Domini: La ira de Dios, de José Miguel Gaona es una novela muy futurista. Puestos a inventar, Gaona imagina una pandemia antes de que la pandemia del coronavirus se hiciera presente. La pandemia que aparece en esta novela es una enfermedad que cubre los cuerpos de manchas azules. Sólo afecta a los varones jóvenes y empieza manifestando unos síntomas un tanto confusos. Los varones afectados empiezan a morir. De ahí que tengan problemas a la hora de encontrar pareja.
La novela mete miedo. Casi la crees, aunque hay cosas que no cuadran. A Gaona le falta un hervor como novelista. A media novela lo que te daba pavor te da risa. Los varones jóvenes van a las clínicas de estética para que los envejezcan. La juventud masculina no está valorada porque la pandemia mata a los hombres jóvenes. Las mujeres buscan hombres de edad avanzada para contraer matrimonio o, simplemente, vivir en pareja. No quieren quedar viudas. Tampoco quieren que sus hijos queden huérfanos.
En un mundo de mujeres detrás de los hombres mayores para formar familias, el autor da espacio a la situación política española. España se ha fragmentado y se ha centrado en Mataró. Se constituye el Estado Musulmán Catalán. Casi nada.
No se olvida tampoco Gaona de las empresas tecnológicas. Les da un gran poder. La gente vota electrónicamente. Por ahí vamos. Nada nuevo bajo el sol. Los personajes tampoco impresionan. Tenemos un tal Damia que es un pescador en la isla de Pascua. En toda sociedad avanzada hay gente que se dedica a lo más sencillo del sector primario. El actor que busca su verdadera sexualidad también es común. No falta un señor en Macao triunfando en los negocios. Gaona se deja llevar por su propia ideología a la hora de ir sembrando personajes en su libro. Nos hace un resumen de ideologías e inclinaciones sexuales que hace chirriar la trama de la novela.
No me extraña que Gaona tenga en mente hacer una trilogía. Una única novela se le quedaba corta. La pandemia se puso de moda y él cree tener la gallina de los huevos de oro. Ojalá. Me gusta que triunfen los escritores.
Lo más sorprendente de la novela son las neuroprótesis. Graban emociones para volver a experimentarlas cuando gustes. Las neuroprótesis y los medios de transporte raritos dan mucho juego en la segunda parte de la novela. ¿Y qué decir decir de las clases pudientes que intentan no morir? Lo consiguen. Meten su consciencia en un cuerpo donante y siguen vivitos y coleantes. Se trata de cambiar de cuerpo como de vestido.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar Furor Domini. Es una novela mejorable. Yo la leí a trozos antes de dormir. Se concilia muy bien el sueño leyendo unas cuantas páginas antes de acostarte. Casi me sorprende no haber tenido pesadillas. Furor Domini es la fura de dios, una novela muy imaginativa que no termina de cuajar. Gaona debió haber resumido sus ideas para centrarse en un tema y no meter tanta cosita.
La novela mete miedo. Casi la crees, aunque hay cosas que no cuadran. A Gaona le falta un hervor como novelista. A media novela lo que te daba pavor te da risa. Los varones jóvenes van a las clínicas de estética para que los envejezcan. La juventud masculina no está valorada porque la pandemia mata a los hombres jóvenes. Las mujeres buscan hombres de edad avanzada para contraer matrimonio o, simplemente, vivir en pareja. No quieren quedar viudas. Tampoco quieren que sus hijos queden huérfanos.
En un mundo de mujeres detrás de los hombres mayores para formar familias, el autor da espacio a la situación política española. España se ha fragmentado y se ha centrado en Mataró. Se constituye el Estado Musulmán Catalán. Casi nada.
No se olvida tampoco Gaona de las empresas tecnológicas. Les da un gran poder. La gente vota electrónicamente. Por ahí vamos. Nada nuevo bajo el sol. Los personajes tampoco impresionan. Tenemos un tal Damia que es un pescador en la isla de Pascua. En toda sociedad avanzada hay gente que se dedica a lo más sencillo del sector primario. El actor que busca su verdadera sexualidad también es común. No falta un señor en Macao triunfando en los negocios. Gaona se deja llevar por su propia ideología a la hora de ir sembrando personajes en su libro. Nos hace un resumen de ideologías e inclinaciones sexuales que hace chirriar la trama de la novela.
No me extraña que Gaona tenga en mente hacer una trilogía. Una única novela se le quedaba corta. La pandemia se puso de moda y él cree tener la gallina de los huevos de oro. Ojalá. Me gusta que triunfen los escritores.
Lo más sorprendente de la novela son las neuroprótesis. Graban emociones para volver a experimentarlas cuando gustes. Las neuroprótesis y los medios de transporte raritos dan mucho juego en la segunda parte de la novela. ¿Y qué decir decir de las clases pudientes que intentan no morir? Lo consiguen. Meten su consciencia en un cuerpo donante y siguen vivitos y coleantes. Se trata de cambiar de cuerpo como de vestido.
No os recomiendo ni os dejo de recomendar Furor Domini. Es una novela mejorable. Yo la leí a trozos antes de dormir. Se concilia muy bien el sueño leyendo unas cuantas páginas antes de acostarte. Casi me sorprende no haber tenido pesadillas. Furor Domini es la fura de dios, una novela muy imaginativa que no termina de cuajar. Gaona debió haber resumido sus ideas para centrarse en un tema y no meter tanta cosita.
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