Si tuviera un hijo
no querría que dudara:
lo querría firme
en el no que diga
y en el sí que afirme.
Mi hijo sería fuerte,
alto y bellísimo.
Miraría en él
al David que hizo
dando martillazos
Miguel Ángel un día.
Vería a Leonardo
haciendo su sonrisa
de hombre Mona Lisa
cuando me dibujara
en un lienzo la risa.
Tendría en mi hijo
a un hombre distinto
al que siempre tropieza
en las dudas y deja
su honra en la desdicha.
Mi hijo, el hijo que no tuve
ni tendré ningún día,
sería un ejemplo
para los infinitos hijos.
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Yolanda Smith