Me voy,
así,
como se van los pobres
que no se arrodillan
ante los poderosos.
Le clavo un puñetazo
al azar que me hunde
y reto al mañana
a ser fuente y no pozo.
Me voy,
pero escuchad
el trueno en mi boca.
Se acerca la tormenta,
la lluvia trae hojas,
viene la primavera,
una rosa me nombra
y ahí estoy:
así,
en un pétalo rojo.