Diario:
Despierto a las cuatro de la mañana como el reloj suizo en el que me he convertido desde que mamá se fue. Me levanto. Me asomo a la ventana de la nada. Respiro. Me vuelvo a acostar.
A mi nariz llega el olor a champú. Es el La Toja Champú Hidra-Brillo Spa que compré el otro día en el Gadis porque era barato. Sólo me costó 2,75 euros la botella de 400 ml. Seguro que lo he dejado abierto. Soy un desastre. Soy tu hija desastre, mamá.
Quedo dormida oliendo el olor marino del La Toja Champú Hidra-Brillo Spa. Despierto y son las seis y media. ¡Fuera sábanas! Corro a la ducha llevando en la mano la botella de La Toja Champú Hidra-Brillo Spa, un champú que hay que acabar lo antes posible porque no me gusta nada. Ni hace mucha espuma ni me deja el pelo brillante.
Ha empezado un nuevo día sin mamá en su habitación del fondo del pasillo. A mamá la mataron en esa maldita residencia de la Xunta de Galicia en Oleiros. A mamá la mataron por ser pobre. A mamá la mataron esos cabrones del PP.
Yolanda Smith